domingo, 27 de octubre de 2013

Recitar poético bajo la influencia del vino














Los tímpanos se me destrozan.
Tengo la necesidad de meterme un dedo
por la nariz y vomitar escenarios.
Hasta salirme el dedo por la sienes,
por los ojos de culebras y babosas marchitas.
Herirme, hacerme daño,
prender mis tuétanos hasta desangrarme.
¿Y…?
Sabes a nombre, a ñame y a wendylandia.
Quisiera acaso aprender a vivir por letrinas
y la lentitud del ciberespacio tragándote
los genitales, un culebreo fingido,
análogo y sincopado en las axilas.
¿Y…? ¿Y…? ¿Y…?

¡A veces un poema salva tantas vidas!

OPÚSCULO DEL SUICIDIO. Augusto Bueno