sábado, 13 de septiembre de 2008

Marmoliana o metafísica (erótica en acuarela)




Bajabase por un lado el pájaro —o el ave si se quiere— como un tremendo zanjar salino y parpadeante en una canción rotundamente azul, o milenaria. Mirose en el espejo su desnudez cubierta de orificios, y como ya dije, por un lado escurriánsele de la hondura planetas y quebradizos óvulos.
Cubrió su edénica tortura de mujer inviolada y violada una y otra vez por penas y por mordiscos de dedos videntes. Torturabase en las noches a luz de su propio sexo, inclinándose y eclipsándose patiabierta como escalas de artilleros subacuáticos.
Mirose nuevamente al desnudo en otras mujeres de genitales prontuarios en las calles vacías. Y se cogió en libertad de ave mamaria —o de pájaro si se quiere— con levantar pantis roídos y de color mostaza al fondo, también a veces de crema neblinaria o sangrante.
Esta mujer es de vagina anchurosa. Esta mujer es de flameante cantarela. Esta o aquella se le encogen las nalgas narcóticas y cocomordánicas. Verás, a ésta, la que permanece a mi lado, voy a echarle a un lado las tangas para calmar de ganas en roces pene-trarios sus efluvios de sal. Y bajabale por un lado —como ya vaticiné— planetas y cielos menstruosos.

Paroma de locura

El espejo cae, me quiebra, cae y no se rompe en otra espejísima y canta y vuelve y cae y quizá estalle y suba y suene estruendosamente, así, como estos ojos quejidos en lamento; no un pesadillar elevado sino algo rústico, maniaco en el viento a cuchillo.
¡Tant@s poetas junt@s!, es aberración al sin sentido del sueño vivo, por eso me aparto, guardo silencio y espío las palabras, conferencias, espejos poemas y sus bordes mellados y sus malditas redondeles; tal vez el ovular y el cuadrar, a través de todo, pertenecen a los plagios o a la falsa lengua simulando serse, en el peor de los casos, a la ráfaga de la locura o la cordura.
Festival, festival, así llegaban las fotografías vítreas de l@s ingreid@s, de l@s menos ingreid@s y de aquell@s poetas maldicientes en putas baratas y lo grotesco.
¡Tant@s poetas junt@s!, debimos quemarnos en todos como gritó un poeta muerto. Poetas en cofradía es sinónimo de algún crimen por cometerse, de borracheras, de gritos, de expulsiones y porquerías; y aquí no acaban los sinónimos diacrónicos y degradantes, porque también poetas junt@s son bestias de circo, bufones de la mentira, de lo mal dicho en cualquier superficie. Así somos l@s poetas: un@s van y otr@s vienen, huyen negándose a todo, afirmándose en todo, en el espejo que cae y no se me quiebra y vuelve a caer y me rompe en los malditos mil pedazos retrocediéndose como en un filme de cine independiente para vernos levantarnos una vez más en tant@s poetas junt@s.

Poeta en New York o Lorca un asombro entre rascacielos




La urbe devoró las retinas de gitano y no era cierto enfatizar con las tristes creaciones modernas, sin títulos y sin río Hudson.
Llegó a Nueva York tedioso y desorientado, deseando encontrar pequeñas casuchas de indigentes. Pero he ahí los Rascacielos, el bullicio, los negros de Harlem cubriéndole el cuerpo esteta, la carne de pato multiplicándose.
Brooklyn lo esperó despierto con sus fauces para tragárselo y defecarlo en rumbitas de mojones perfumados de barro. Y amó al niño Stanton en “La Balada” panorámamica del “Farmer” look and my —Granada era una simple Villa ante el monstruo infernal. Además, si la Andalucía anduvo mal, de vez en cuando cantó a los tristes grillos y a las vacas etéreas y desolladas de la cabaña aquella noche reptante.
Lorca alegórico, surreal palpó los trenes, amó el vértigo, se fundió en la Poesía desgarrada y brusca, crackiana, mortífera; y nació inconmensurable, deseoso de echarse al pozo como (el) niña que no cabe en sus senos una historia.
¡Oh, Poeta en Nueva York!, hijo de la luz y la oscuridad, ¡te elevo por encima de los astros, de las aguas, por debajo de los dígitos, las manipulaciones y las oficinas!
¿Cómo caíste?, ¿cómo te levantaste de entre los muertos?, ¿qué viste en el metal siderúrgico, en ese circuito de viento, dirigiéndose hacia ti?, ¿en aquellos desgraciados y crueles criminales?
Si tan solo hubieras vivido unos años más, descansarías como un niño acunado en mi pecho.
Brutalmente dejo el libro para leer a Yerma, al Cante Hondo, Canciones, el Diván del tamarí y la vida es una obra de teatro, de dolor, de frustraciones, de lástima, tan trágica como esa noche de 1936.

Capítulo 7 de Rayuela

Desde aquel banco de parque hace cinco años me lees a Rayuela. “Jugamos al Cíclope” detenidamente y mareados caemos desde un beso reinventado. Entonces me llamas a distancia para leerme al 7 de Cortázar, desde de París en niebla y su Louvre, Saint Germain y el Barrio Latino. Me llamas y ahora no me soy yo el que te lee ese Rayuela de siempre buscando encontrar esa boca tuya en el rostro, “la que elegiste al azar” para ponérmela por abajo o encima por la que creíste dibujarme.
Sí, amor amor, ahora río y lloro como a mitad de un océano tristemente confundido. Y ese París neblinoso acallándote en rieles de trenes subterráneos con el 7 en las manos, leyéndolo, buscando encontrar ese beso en aquel banco de parque hace cinco años.