jueves, 27 de noviembre de 2008

Una respuesta a Leda o Botton

Oscuridad


Aparte de razones vinculadas a la psicología de la infancia, el prestigio de la oscuridad se debe al hecho de lo que lo profundo es frecuentemente oscuro, lo que, desde luego, no implica la verdad recíproca. Especulando sobre este paralogismo, muchos escritores modernos han logrado fama de grandes psicólogos.
Habría que distinguir la oscuridad de expresión y la expresión de la oscuridad. Es cierto que hay problemas oscuros, como Dios o el de la eternidad. Pero es deseable que haga ver claramente en qué son oscuros.

MIS 2 MALDICIONES

Sistema homogéneo intersticio de inspiración




Mis amigos y amigas mejor que nadie saben de mis preocupaciones, agasajos y demás sistema del ser apolillándome la existencia. Sobre todo Daniela Cruz y Carlos Núñez. Estas personas son mis cómplices al igual que los fantasmas y demonios circundándome en todas partes. Claro, esto se los podría aclarar cara a cara, pero hay otros intersticios prioritarios.
En primer lugar está el ser en sí. Lo demás sería para sí.
El tema, vastamente manoseado, de la Inspiración, inmerso por un lado pero por otro no. Es decir, se presta a muchas definiciones inestables, propensas y personales. Hay “Escritores” que se les han ocurrido dar sus enunciaciones, que en parte son de coexistencias, relaciones, y raras veces, ellos, los teóricos, coinciden, de modo que, cada uno posee variaciones en cuanto al asunto en cuestión. Esto se debe —así lo percibo— porque la (creación) inspiración es distinta en cada artista de la palabra, o en general a todas las artes de creación.
Por un lado debo de referirme del cómo llegan a mis sensaciones (tacto, oído, vista, gusto, olor y en converger de estos sentidos en otro que le llamo abstracción de imágenes o aislamiento del mundo concreto en sí para llegar a un estado de sensibilidad plena, o mejor dicho: “donde se detiene la acción”. Porque existen en cada pequeña cosa y por vía de estos sentidos puedo ver las imágenes inquietantes, la autentica poesía desgarrante y perturbadora. Puedo, a partir del sonido, diseñar figuras o criaturas que rumian; con el tacto, por tantear objetos, de ellos extraigo el arte de deleitar a mi espíritu.
Deberé explicar esta visión absurda que se presta en todo sentido a lo universal. De poeta a poetas, de poeta a lectores, debemos de aprender a comprender cada modo de cómo decirnos y de cómo se concibe la idea patética; y, este análisis a priori, es una disyuntiva para conocerme mejor, para aprender a aprender a vivirme mejor como ser humano que hace uso de la palabra como liberación.
¿Qué límites hay en mí al instante de escribir cuando me asalta la inspiración para concebir una obra de arte? En mi caso particular, existen dos formas dichas más arriba.
La primera es la relación de los objetos en cuanto generan ideas propias en sí en el sujeto pensante, traduciéndolos a símbolos. Pues así reaparece otra realidad terriblemente hermosa artísticamente elaborada. Por ejemplo mi poemario (ya diseminado en varios de mis libros inéditos) que obtuvo el segundo lugar en un concurso de literatura a nivel nacional hace unos años, es de esta naturaleza, o sea, que los poemas allí encontrados no nacieron como un fin tal, sino, que pude darme cuenta de una historia fundada en los poemas, aunque se escribieron en distintas épocas. También resulta que cada poema, en cualquier circunstancia, tiene su ficción propia. Pero así mismo entra en este apartado los objetos-palabras o palabras-objetos no tangibles a la realidad: amor, dios, muerte como ser, tiempo, por solo mencionar algunos conceptos ejemplos como temas fundamentales de un texto poético, en este caso especifico, y no tan solo poesía, sino en cualquiera de los géneros literarios o de artes visuales.
Ahora bien, escribo sobre estos temas sin ninguna historia previamente concebida, por consiguiente, se hacen difíciles de fusionarlos en una obra de arte en sí, siendo gestados en sí como poemas individuales.
Hay otra obra de mi autoría —la única publicada hasta el momento— llamada Otra forma para morir que se acopla perfectamente a lo planteado. En ella se expresa un mismo único tema, pero con algo diferente, a saber: 1) la forma como se dice; y, 2) los puntos de vistas existentes en ellos. Hay otros textos con estas dos características del ser en sí, solo que necesariamente hay que dividirlos por capítulos o apartados similares para complementarlos en un texto con el acabado del tema que se trate.
En otras instancias puedo hacer interrelaciones de un tema principal con varios subtemas, donde permanece la disonancia. Por ejemplo: sexo y muerte, locura y cotidianidad, metafísica existencial y dolor, entre otros.
En segundo lugar se encuentra la reciprocidad del sujeto en cuanto genera ideas para sí propias de los objetos, desvirtuando la realidad como en el primer planteamiento: se recrea, surgiendo otra realidad diferente de un hecho u objeto específico. No cabe aquí —desde mi punto de vista— subtemas o poesías traídas a correlación, sino que, un hecho u objeto tangible, real, no palabras abstractas, sostenga en alto una historia, sin desvío, llevada a un escenario poético; incluso, ni hablar que un poema cuanta una historia en sí. Ciruela —premio de poesía Alianza Cibaeña, 2006— es un poemario con estas cualidades. ¿Por qué lo concibo de esta manera? Simple, verán, a principio del 2004, en la radio, no dejaban de denunciar el caso de unas niñas prostituyéndose a plena vía, entre la Estrella Sadhalá y 27 de febrero, de la ciudad de Santiago. El horario de las operaciones de las niñas [cueros] variaba de once de la noche y cuatro de la madrugada, hasta le tenían un apodo: Las mamacitas; imagínense, no lo podía creer. Qué sorprendido, estupefacto por tal acontecer quedé, pero en verdad, en esta época nada debería de alarmarme, y tuve que ir a verlas actuar y hablarles para confirmar propiamente tal dejadez degradante. Es totalmente aberrante, mezquino y usurpador, y nadie hace nada para corregir esta anomalía. Apenas la mayor debió de tener como algunos 11 años y la de menos por los 9. Y no lo tomé a pecho como parece, sino que le puede suceder a cualquier niña desposeída de nuestra sociedad.
¿Por qué las autoridades de aquel entonces no actuaron —porque lo sabían— en resolver el problema? ¿Acaso, habrán señores (as) de la “Alta y media Alta” s(u)ociedad burguesa que buscan comprar esta clase de placer para suplir o satisfacer sus apetitos sexuales enfermizos de tan degradante modo? Créanlo, estas niñas se condicionaron a sus circunstancias de calidad de vida vendiendo sus cuerpecitos por la miseria de unos cuantos pesos; y lo fatal es que veían esto, lo sentían con sumo agrado y como si laboraran en sus empleos. Pero los papás tienen mucho que ver con todo esto, digo si lo tienen, porque aquellas mujercitas eran huérfanas. Jamás he vuelto a ver a esas niñas en aquellas escenas desgarradoras, auque sé de países africanos donde la cosa es mucho peor —y no estoy justificando el agravante, sino que es un aliciente para no permitir que esta práctica continúe. Por eso, “con los pequeños mal entendidos de la realidad construimos las creencias y las esperanzas”.











Principios o praxis del yo o los yoes poéticos




[Yo me] Soy un poema andante

(Carlos Reyes)


Todo cuanto existe ocurre, así es. Pero hay días que mis latidos o pulsaciones de mi corazón se encierran en grades tormentos. La luz de la vela decide jugar con el viento. El viento con la llamita de la vela. Un zigzaguear prontuario, un vaivén desiertario y cavernícola; igual seria el vuelco de la aseidad en mí y los analíticos. Solo en el sueño hallo un poco de sosiego. Por lo menos debería de ser así. Estos principios o sumatoria de los principios reside en la inocencia.
Creo que todo pensamiento humano de por sí son buenos por esencia y a la misma vez practicables.
Todo pensamiento humano, concebido en nuestras mentes, es a modo del ser poético, bueno, aunque su naturaleza sea malvada o no. Solo es buena acción aquellos pensamientos ejecutados en la realidad objetivada de la poesía; y de cualesquiera que sean sus circunstancias, benéfica o criminal. Sería buena por el solo hecho de llevarse a la práctica.
Pero como todo acto humano posee sesgos —ya en nuestros pensamientos, ya en los actos— ante la sociedad, siendo una categoría de juicio de valor moral. Para despojarme de tal categoría solo hago en mi interior, ser hombre único. No existe nada más que yo como vía de alcance a lo sublime. La sociedad como categoría de valor moral decide lo que está bien o mal como un conglomerado de la existencia. Esto conlleva a valores múltiplos venidos desde las épocas ancestrales, místicas y mitológicas.
Mi decurso poético está vedado por estas objeciones de costumbres y leyes sociales que nos permiten medirnos, en cuanto ser humano nos referimos, por no liberarse de la domesticación perniciosa a que nos han sometidos; pues el “qué dirán los demás” nos lleva como supuestos entes racionales a proceder a conductas establecidas. Y esto estaría obstaculizando la practicidad del pensamiento en sí, que es subjetivo e inconsciente.
Este sistema de praxis bilateral o multilateral expone varias razones sistemáticas en el acontecer poético:
A) Solo existo; B) La libertad liberada; y C) El devenir pensado. Entonces aparece otra barrera para el proceso desarrollado del pensamiento como objetividad poética, y es la Libertad liberada, que en proporciones desmedidas —ateniéndonos a los valores de la moral social— puede, según, incurrir en el llamado libertinaje. El libertinaje no es más que la falta de respeto a alguna cosa en los actos. ¿Cómo enfrentar esta problemática —según la definición— para no caer en el libertinaje? ¿Cómo mostrar la vía más factible a que el sujeto pensante y libertario haga su praxis en la real objetividad poética como pensamiento tal sin dejarse arrastrar por el susodicho libertinaje? Pues será preciso hipotetizar la idea en sí. No todo exceso es dañino moderadamente —esto por lo moralistas— porque en la poesía [o pensamiento poético] no existe la moderación, mientras mas libertina es, su condición y esencia se revitaliza. La comunidad del pensamiento poético debe de apropiarse de lo infinito, del rompimiento de un hecho. Es decir, de aquello que no pasa, que no acontece, neutro, entre causalismo y efectismo. El libertinaje en la creación artística —en mis orbes poéticos— es la razón de ser. De modo que, no debería esto preocuparnos, sino lo pensado en hacerlo practicable en la obra en sí, porque aquí se descubren los sin sentidos de esa realidad normal que todos llamamos vida.
El ser pensante no tiene porque elegir el momento para poner en práctica sus ideas pensadas, al contrario, el momento lo elegirá a él. Cuando la acción es efectuada no se debe de evaluar si es buena o mala, sino que se tome en cuenta la realización del pensamiento como practicidad del sujeto en una obra de arte.
En conclusión no se juzga si existe o no el libertinaje por exceso o por exageración de la libertad liberada en cuanto ser poético. El texto en sí subsiste como tal. Cuanta solo la existencia del yo poético enfrentada en su propia objetividad subconsciente e inconsciente. Solo la inocencia permite la creencia creativa, porque la inocencia no admite culpabilidades. Todo lo realizable por el sujeto pensante (o yo poético) actúa sin culpabilidad en la acción no acontecida, que es categoría exclusiva del bien por carecer este de contrarios: solo existe el bien, lo demás es ausencia de esta categoría única como energía vital del yo poético o sujeto pensante.



viernes, 21 de noviembre de 2008

insomnes próximos

12
también hoy es de insomnio y la ciudad se me mete por las retinas —alada —poblando mi sangre de muchedumbre [mis huesos de maldición esotérica/en cada rincón inexplorado de mi cuerpo está cabreándose como un sísifo rabioso y desquiciado así como la obesidad del roto espejo en mí cuando me miro fumar un cigarrillo y pienso llorarme]
oh ciudad mía en toda simetría de gentes imperfectas —de indiferencias florecidas en los vitrales de las tiendas y sus centros comerciales no has de comer el alma de gusanos
las tristes calles y los autos estallan en mi carne (el demonio colocará en edificios la llaga infecta de mi corazón) esta ciudad enrolla mi pescuezo-lo tensa-lo oprime y muero casi en los brazos acompasados en el torso de la cloaca
ay urbe de bellos duendes metafísicos e infames veánme en tormento de esta puta lesbiana patiabierta a la multitud
esta ciudad y yo somos uno
13
he comido de perros y sapos un trozo de piel —por eso las maldiciones de las calles en este amargor de ocaso no podrán enterrarme en el asfalto de astillados huesos
miré en los ojos de la cuidad a mí mismo en mí de luz desbocada en la solitud del decurso
estaré allí por esta vez debajo de los árboles del parque morir viviendo en bestias y unicornios
ciudad mía —ciudad de perros/reptiles y anfibios —con su estruendoso florecer de gentes malditas y enfermas —con sus corruptos y enajenados barrios/con sus mujeres de prostíbulo y a domicilio (con su puente rojo y su fatídico teatro de mimos (con historias de mendigos y fetos) con su apocalípsis de metal fálico sonrojado como si un muchacho fornicara contigo sin importancia)
vive tu abierta vagina para coger el semen de la envidia y las sombras —he vegetado en ti y me soy tan liviano y frío como esa perra palabra extranjero
somos tan distintos en esta confusión indefinida —maldigo tus males en mi lengua de lagarto por ser donde nunca he ido y te has despojado de mi inmunda presencia recorriendo la san luis
ya nos hemos abandonados sin reconocernos —también soy el otro aquel sueño de ti en utopías-frustraciones-amigos-mujeres de sexos en humedad [amplios/estrechos] dopados para ser más inútiles a la vida
aquel que sonrió los sueños apretados en la bilis —en el páncreas y los intestinos —aquel —oh ciudad mía —que se masturbó en nombre de tus habitantes
el que soñó con los sueños de una mujer escribiendo el anónimo ángel en cada movimiento extraño del corazón

martes, 11 de noviembre de 2008

Inés y el Tritón

He pensado en volver a ocuparme de Inés y el Tritón desde un punto de vista hasta ahora desconocido para los Poetas. El Tritón es un seductor, pero al conquistar el amor de Inés se siente tan conmovido que quiere pertenecerle por entero. No puede hacerlo, pues debería de iniciarla en el misterio de su existencia y decirle que a una determinada hora se convertirá en monstruo; por lo tanto, sus nupcias no pueden ser bendecidas… El pobre se desespera y se arroja al mar para no volver a surgir. Da a suponer a Inés que la ha engañado. ¡Esto si es Poesía, no esos chismes ridículos y mezquinos que son pura falsa y necedad!

(Kierkegaard)

Gramática

Para mi la gramática es asunto de científicos (y gentes de ciencia positiva) y de filósofos, lenguaje que posee una sintaxis lineal, fría y pesada. En cambio, me vengo afanando en destruir el lenguaje para crear otro, como en zigzag, produciéndose así un juego sintagmático de las palabras sin perder la fuerza, el sentido, la verdad, lo que soy en decir lo que tengo que decir: sonidos huecos y truncados en disonancia de asociaciones finitas.
La gramática no se hizo para mí vivirme, ni la identificación de un verbo, de adjetivos, sustantivos, gerundios. No puedo señalar si este o aquel es tal cosa —y no es que no sepa estas cuestiones, sino que me opongo porque me atan, me esclavizan a normas y leyes, y yo necesito la libertad si no moriría apenado.
No sirvo para identificar sino para nombrar: solo nombro y con esto me basta. También los modos y los tiempos me tienen sin cuidado.
Por eso el arte que creo crear son curvas, bucles, espirales, no importa mucho el orden: es mi manera de decirme, palabrearme; pero en toda esta catarsis de enredamientos hay armonía como el ritmo del jazz que es disoluto en sí para formarse en una gran belleza rítmica, llena de un lirismo puro y sagrado convirtiendo un marchito lirio en un ave llena de vida.
No es menos provechoso acabar con esta frase: «Obedezca a la gramática quien no sabe pensar lo que siente».

Kavafis: turbulenta pasión de un dios griego


A veces cuando leo poemas de este escritor griego nacido en Alejandría, Egipto, en 1865, y muerto en el 1933, siento la pasión melancólica de él mismo poseyéndome, desbordándome arbitrariamente en sus amoríos inversos y obscenos.
Con la poesía de este escritor aprendí a respetar aun más a los homosexuales y a las lesbianas. En mí halló su poesía un adepto, por su valor y fuerza, por su grandeza en decirse y nombrar lo que sentía pese a críticas y censuras —debo de aclarar que hice poesía invertida mucho antes de conocer sus poemas; simple y llanamente lo hice por dos motivos: primero, por no ser explotado este tema y por ser un tema tabú o prohibido en la literatura del país; y segundo, el verdadero motivo que enalteció mis sensaciones, por ver tantas lesbianas y homosexuales reuniéndose en los lugares visitados por mí y mis amigos —en lugares públicos por cierto y en la universidad en menor grado. Luego escuché decir que habían algunos textos esparcidos por ahí refiriéndose a este tema y que más tarde fueron reunidos por Mélida García en una antología gay, la que adquirí años después de su publicación.
Kavafis me abrió nuevas puertas para explorar esta condición humana, tanto así que llegué a desear —en instinto— la experimentación de las emociones de estos seres increíblemente perturbados.
Realicé todo a mi alcance para llegar a hacer amistad con muchas mujeres y hombres invertidos, los y las cuales, en su mayoría, eran muy jóvenes. Conseguí creer que esto solo se debía a un problema de identidad de género, confusión en los neófitos; pero me di por enterado que no tan solo esto era el dilema sino también otros como: sociedad, crianza, radicalismo fundamentado obsesivamente, publicidad televisiva, preferencias, modelos, tratos, violaciones, rebeldía y otras tantas complejidades.
Lo de Kavafis quizá no era nada de esto, sino ese deseo de contradecirse a sí mismo, negarse ante la sociedad de ese entonces, de oponerse al sistema —como tal al de la heterosexualidad—, de experimental con algo nuevo y qué mejor con alguien de las mismas simetrías idénticas.
Creo que es algo penoso ver y escuchar a especialistas en la materia (medicina de la conducta humana) decir que las y los que incurren en esta práctica sodomita están enfermos. A lo que me opongo sinceramente, solo vayan e interactúen con ellos y ellas, son seres humanos que sufren y viven como cualquier otro, que también callan y desean serse a pesar de sus dolores, que tienes tú, yo y muchos.
En mis análisis de este estado humano en mis poesías (o en mis poemarios: Habitantes Invertidos, Ciruela y Acantilado de las Flores, aun inéditos) muestro las emociones y sensaciones que “el muchacha” y “la muchacho” experimentan. Estos seres andróginos, súcubos e íncubos, interactuaron conmigo y mantuve un alto grado de amistad, casi se diría que hasta la sinceridad y aun algunos(as) mantenemos esta gran amistad, los (as) cuales me explicaron detenidamente la fiesta mórbida y herética de sus pasiones, del sexo, de sus familias, amigos, amigas y como ellos(as) ven la sociedad en que viven.
Kavafis se encontró muy limitado en la época en que vivió —hoy día hasta contraen nupcias— pero como el poeta puede fingir en imaginación cualquier postura de la condición humana, halló en la Poesía la liberación del alma, aunque mantuvo oculto sus experiencias con los amantes por temor a la sociedad.
Todo esto no quiere decir que ando en la onda de ser homosexual, no, sino respeto este modo de ser de cualquier ser humano, solo me ha llamado la atención en el valor que tienen en afirmar lo que son sin avergonzarse.
Sabemos de las características comunes de los homosexuales y las lesbianas: visten y tienen distintas maneras de actuar que los y las delatan inmediatamente: sus cuerpos son afeminados y masculinizados. Pero hoy día ocurre un fenómeno oscuro, anormal: las llamadas lesbianas son tan femeninas, tan mujeres exteriormente como cualquier otra heterosexual: ellas son ellos. Lo mismo pasa con el homosexual que a veces suele ocultar su naturaleza invertida: hablan y actúan como hombres normales pero al final ellos son ellas.
Admiro en sobre manera al travestí, único ser de esta clase que asume su rol con responsabilidad, sinceridad y sin temor a la sociedad, es un ser sacado de la fantasía como ángeles sin sexos poblando los rincones de nuestras casas. La androgenía no viene por heredad de genes sino por fe. Tal vez mi poeta griego quiso ser un travestí en sus tiempos. Kavafis tuvo fe en su aptitud, por eso la llevó a Poesía:

“No tengo ligaduras;
me abandoné del todo.
He ido en la noche iluminada
hacia goces que eran mitad reales
mitad elaborados por mi espíritu
y he bebido un vino fuerte
como beben aquellos
que se entregan valerosamente al placer”

No hay mejor forma de asumir y declarar ser invertido como lo hace en este poema llamado “He ido”.
Ya no hay temor, no se está atado a nada, solo dar rienda suelta a lo que se siente, a su pasión de dios embriagado y decidido a darlo todo por el placer, por el amor de un amante.
Este valor de Kavafis se resume a un valor universal, que todo ser humano experimenta una o varias veces en la vida —o al menos que haya muerto antes de sentir esta maravillosa emoción— y es la fuerza del Amor, que nos mueve a vencer obstáculos, a creer, a no renunciar por lo que amamos, a continuar pese al sufrimiento, al dolor, a las frustraciones; y para reafirmar esa voluntad de amar dice Kavafis en unos de sus poemas:

“Tamedis me ha dejado por el hijo del aparca
con fin de obtener una casa en la ciudad
y un palacio sobre el Nilo…
Tamedis fue mío
y no por un palacio
o por una villa sobre el Nilo”.

Aunque Tamedis lo dejara, Kavafis estuvo alegre y dichoso, se regocijó, porque él fue de él por amor auque lo dejara por cosas materiales. Sí, vemos la resignación de un amor perdido, pero no todo está perdido, el joven ha sido del aeda y tiene la esperanza de que regrese por amor a voluntad propia y no comprado.

martes, 14 de octubre de 2008

Poemas de Acantilado de las flores

Bailaré un vals

Mi diario está deshecho
Bebimos y salimos en la oscuridad
hasta perdernos en placer
—Quise amarlo con fugaz
esperanza de no tenerlo—
Las bachatas caían como olas
se levantaba el merengue
como una avecilla semimuerta
el bolero entonces pobló
los rincones y florecíamos
Hablamos de cosas y pude
asimilar mi voz de niño
—Pretendía no joder—
De súbito las voces eran una
y aferrada a uno de sus brazos
corrimos brutalmente
Él no está y vivimos
aquella pasión abandonados.

Lorraine Will lesbiando con su adolescente preferida

Me descalzo
y la muerte traga mis pies
debería ser el helado pelo
pero no, por los pies
Inmensa me desnudo
y mi cuerpo seco todo se desmiembra
mis brazos, mi corazón
mis senos, mi lengua
La amarga sangre de la dicha
una cruz, un cansancio
pidiendo auxilio
que le dejen ser y no la jodan
permanentemente
Desinmensa me visto de piedras
y de las asfixiantes rosas gimiendo
Calzo mis huellas desandadas
y ahora vuelo en su cuerpo.

La amante

Lo dejan a la puerta y toca
No ha recuperado la conciencia
y la excitación es dueña de su mover torpe
Relleno de líquido no desea nada
solo morder, mosdisquear aquellos senos
Abre la amante que se ha estado preguntando
si la vida vale menos de centavo
para soportar a éste come mierda
a si sería preferible acostarse con la amiga
que le ha propuesto amarla infinidad de veces
Borra los días y la mañana
que tendrá trabajo y dar de comer
Vomita, maldice, llama a Dios
al Diablo, llama y el grito traspasa el viento
cae, se levanta en busca de los dientes
ve que todo da vueltas y vueltas
La amante prepara ropas íntimas
coloca pétalo a pétalo las caricias
en el vientre de la luz
Se aman desentendidas de los golpes
pujos y salivas agridulces
Amarse nueva vez a dentelladas
meterse un dedo y complacer los arrebatos
largarse y no volver el rostro
para regresar a beber las sobras
del hombre que ha estado gimiendo.

A las siete exactamente

Aquí se adornan los pájaros
y se posan a picotear el cielo
—Cosas de travestidos—
Aquí frente a mí ellas están
besándose a chorros inclementes
como flores lésbicas mordiéndose
los coños y las hojas
Detrás de mi existen los mantras
y los mitómanos escurriéndose
en la lluvia de enero
y otros días idénticos
escuchando asimétricos la levedad de la música
y comiendo tostadas gringas
Aquí flotan los maricas
a las siete exactamente en una noche tibia
—tibios chasquidos fríos—
en éste o aquel sonrojado muchacho
Aquí los sueños son pétalos
de mujeres machos a las triste siete
de una noche desdoblada en mis manos
Aquí son ellas tan ocultamente
en el celaje de éstas mis alas.

La noche que jamás existió

La calle San Luis no existe:
no existen las tiendas ni sus maniquíes
los autos han dejado de florecer
en los parques y las aceras
Intento otra vez caminar
por esta sonrisa aérea:
no existen las gentes a ritmo de restaurantes
y cafetines, se pierden en las lámparas
Voy andando en la inexistencia
de esta hermosa historia
no existen las palabras ni la luz
y las huellas dejan de existir traviesas en el aire
en este irse desvaneciendo
en la existencia escurrida en carteles
en un río arañando los cristales
La calle San Luis no existe:
estos huesos, mis ojos
los sueños tampoco existen
ni la lluvia ni el invierno
no existe la verdad ni la muerte
sólo existe un fruto gestándose
en los edificios y los semáforos
y las lesbianas y los maricones
reunidos en Mac Donald´s sonríen
Tampoco el cielo existe en aves
no existe esta voz de relámpago
jamás la libertad ni el miedo
ni esta mano escribiendo Light
en la School Center de Whitman
ni el canto ni la música han existido
sólo existe un algo de no sé qué
yéndose a dar abrazos prematuros
en esta noche que nunca existió.

sábado, 4 de octubre de 2008

Poemas de mi libro Habitantes Invertidos

Desesperación

No importa si mis manos buscan la desesperada agonía de tus caderas rotas en la iluminación de la noche. clamo la venida de tus jugos femeniles en el orificio de mi rosa. anochezco en la precipitación virgen del clítoris endurecido a lamidas
perezco de fruta prohibida en la sangre por la creciente menstruación anclada en las sábanas y todas las aves trinan azules de horizonte en mi vulva infante. las arenas de la playa inunda mi rostro —perdida en el oasis— y bajan por el río los flujos retazos de mi cuerpo en deleite del ardor carnal
aprendo a más vivir no importa si mi existencia madura como los dátiles si llego a tu alcoba para amarte


Eva enamorada a los 14 años

El día era caluroso y oscuro cuando la vi hablar con un caracol y en la noche fría y perpetua no dejé de soñar con las pupilas azules. desde entonces corren por mis venas hormigas carnívoras
una tarde recolectando dátiles vino a mí para tenderse en mi cuerpo, nos amamos severamente
y nuestros sexos corrieron en las hierbas



Mar de huesos

Al tirarme de espaldas en las aguas siempre observa mi boca abrirse muerta. pausado extiende sus brazos como si esperara de pronto agarrarme con las manos aterrorizadas y se cierran al contacto de la fina transparencia —el breve objeto condensado baja inmensamente con los pájaros, sube aguzado viendo el bisbiseo del absurdo— el punto se oscurece y aclara en la extinción de la continuidad. él se ahoga en un mar de huesos de su propia ciudad




Incesto



—Hay vino bebamos hasta pedir la última copa sabemos de él desnudo y bello acostémonos a su regazo —Qué hacen hijas mías habrán dulces oscuros en sus bocas —Padre nuestro limpia tus muslos que la vida derramas [Odio las criaturas ay! frustración del mal buen deseo en música placer insospechado del espíritu] —Hermana nuestro árbol está agotado juntemos nuestra lenguas y emigremos a la desgracia



Sonrisa de agua


Aun existe la loca rondando desnuda. muy abiertos sus ojos lúdicos, el sexo estropeado por las luces clandestinas. ríe de agua en los capullos, le queda poco tiempo para irse a pescar
estrellas en la brevedad de la lluvia o junto a la humana ciudad —palmotea a ciegas el muro escribiendo caricias, de repente sonríe largamente al comprender que no envejece que el reloj de su pecho poco importa sostenerlo en los dedos sino a la niña juguetona que va muriendo en la risa



Restaurante de la San Luis, mesa 31


Sentarme aquí y pedir un café y pensarme mientras los visitantes toman fotos cuando paso a preguntar a un muchacho afeminado sobre el subir por las escaleras de una muchacha de pelo revoltoso y del placer estético que corta las pupilas de cada uno de ellos —creo ver mi figura dilatarse en el cristal, el humo del cigarrillo envuelve mis dedos que se escurren en los toques de las narices. poseo un temor no defraudado en los seres que confían en las obras de arte expuestas meticulosamente en las salas. ahora en los pasillos existen los residuos de las palabras pero tengo pese a esta vorágine mental un profundo temor enorme por no defraudar a mis amantes en este cuarto devorador de imágenes




La vasija de la ciudad


La suerte está echada en las calles: los hombres y mujeres ya no son —cojo una vasija y orino en sus bordes, fumo un habano a la brisa. todo se desmiembra en el fondo y las mariposas beben de mi cuerpo.
cuervos con sus gritos humanos tajan las venas de un cielo plomo, la multitud se vierte en la vasija. sigo orinando las migajas y los espumarajos en regocijo se destruyen construyendo vulvas y penes fornicando. los culos se contraen de ancianidad, la suerte está echada en las calles mientras fumo y las mariposas beben de mi cuerpo



El problema no está en la escritura


El problema no se reduce a la escritura del fuego cayendo en las callejuelas. moja a los depravados hombres de este bello flujo invertido, raras veces entran a escoger de los estantes
la sonrisa polvada de la sombra. desastrosamente tiernos cogen las férreas carnes
tiradas en la cuneta del parque y mañana el azufre dará los saltos a quemarropa en todos mis amantes involuntarios. el problema no es en la escritura de este ardor sacudiéndome en las aguas















jueves, 18 de septiembre de 2008

Henry MIller



Miller en sus Trópicos ha retado a su propia analogía en bajos instintos de sí mismo.
Esta cruel verdad alquimia no será el astro oscuro de las niñas ni de las mujeres folladas, sino las manos del escultor, el imaginario del pintor, las palabras mal bien dichas mostrando la verdad oculta en la misma verdad de la “Tragedia Humana”.
Cuando H. M. descubrió ficcionar con sus aventuras —y no es que la halló sino que tuvo la brillante idea de la Pasión— se dijo a sí mismo: —Vale hombre, por algo naciste, no. Follas y follas, eso es lo único verdadero y ridículo de esta triste historia de monos. A cambio, si no follas estarás perdiendo el tiempo de trabajar en oficinas.
¿Por qué cuento que no lo encontró —eso de ficcionar o hacerse el imaginario? Porque cansado de la cotidianidad, de la automatización que destruye el alma del ser creativo, se fue a París a reencontrarse en sueños; y como todo ser humano —uno más que otros— tuvo la tremenda necesidad de escribir su historia singular.
Miller, con esa fuerza verbal y sustantivada, con esa pasión lucífera, con esas imágenes encarnizadas, por ese gusto por lo grotesco, nos dio increíbles historias. Nunca antes nadie, en aquella época, se había atrevido a publicar unos libros de tantas lascivias, promiscuidades, de un yo narrador (el propio Miller) bordeando la locura enferma de un ser degradado, pero a su vez con un lirismo tal que nos deja zombis, inertes, boquiabiertos de todas partes del cuerpo, encontrándonos en esos personajes, porque en nuestros subconscientes, allá en las remotas regiones de nuestras esencias, somos así aunque no lo queramos aceptar, como se ha referido José Acosta sobre varios de mis textos: “las imágenes no dejan de ser promiscuas y terribles, pero hermosas a la vez, válidas para crear literatura”.

Promontorios



Me he visto en el suicidio después de verme a los 40 —estoy desentendido en la voluntad de viajar por mi desconocer de mí mismo.
Soy en la sangre, en las palabras objetos: las tactos, las sorbo a sabor, las acaricio, les hago el sexo a sonido y forma, penetro en ellas y habito en el decurso de la disonancia.
Así me soy, me digo en logaritmos, en trapecios uniformes y deformes, columpiándome a favor del insomnio y a favor de la sinceridad al decirme ante mi inactividad de ver las cosas como no cebarían ser [o que son, pero las miro como no son]. Soy fragmentos sucesivos impropios. Me diversifico a representaciones de pliegues indeterminados. Como rostros de perro, gato, meduso, becerro, culebro, sapo, grillo, pez, alacrán, ave, rano, edificio, carretero, centauro, esfinge, metal, cieno, arácnido, aguas, sombras, minotauro, en una sola imagen desprevenida. Lo que menos soy es humano. La representación de lo humano de ser en mí está abismado. Y me duelo y me enaltezco en ello.

El dolor de la existencia



Hace un tiempo fui invitado a un Festival de Poesía y por arte del destino o por estratagemas patológicas mi estadía allí no pretendía estar.
Pero como el diablo —así parece ser— está rendidamente dormido llegué a ir por casualidad, retando todos los pronósticos de escuchar y oír a Poetas consagrados, otros por consagrarse.
Me alojé en la habitación número 11, junto otros poetas y poetas casi. Desde mi entrada al complejo reflexioné en no participar como ente activo en el decurso de las palabras, solo escucharía desde cierta distancia para encontrarme a mí mismo.
Una de las presentadoras tuvo la osadía de llamarme, y como mi negarme era ocioso y fatídico, no quise darme a esta somnolienta desfachatez ridícula. Con los que estaba destinado a leer mi pretérita y tétrica poesía ya lo sabían, porque en sentido general le sinceridad me basta. El caso es, que cuando me nombraron a mí hice una señal inoportuna, casi rayando en la locura o en trazo de tangente ajena al evento, de sesgo por otra realidad perniciosa.
Fueron tres días y dos noches de borracheras, de amoríos etéreos y circunstanciales con la Poesía; con los bellos y feos rostros de las y los poetas que se dieron cita en aquel lugar, donde aedas desmonotonizaban la rutina de las ciudades.
En la habitación número 11 se encontraban poetas de San Pedro, Mao y la horda de dos internacionales (o extranjeros). Carlos reyes, Randolfo Ariostto y Bartolo Cabrera hacían de mis compañeros pertenecientes a Valverde.
Los nombres de los poetas de San Pedro no llegan a mi memoria desmemoriada. Ricardo Marín y otro solo conocido por William son los poetas de Costa Rica que nos acompañaron en las noches —en el día se perdían, o quizá el problema de perdición era el complejo únicamente mío.
Iba con los de Valverde por necesidad ontológica; existo en esta ciudad, existo en Santiago, en fin a veces creo ser de todas partes.
La noche primera [madrugada del sábado] se encontraba mi espíritu divagando por sombras y por la conversación sostenida con una poeta de Santiago —que para mí es tan necesaria para vivirme— en la estrecha cama de sábanas plateadas y de espumosas olas refrescantes. Entonces escuché ruidos, voces lejanas, risas e imperceptibles sorbos {tragos} de ron y de esa bebida costarricense llamada guaro o agua ardiente, parecida al vodka —si exagero es por el sabor suave y condensado en la textura, además al igual que el vodka, al beberlo uno no siente en el paladar el escozor caliente y destructor, sino cuando cae aplomado en el vientre y esa calentura sube en ola de fuego sublime incinerándolo todo a su paso.
Me incorporé de mi estado vegetativo y llegué allí donde estaban estos sinónimos de palabras y humanas imágenes disfrutando de cada movimiento. Se leía poesía de poetas nuestros y poetas costarricenses. Entré y me recibieron en presentación oficial por mi amigo Randolfo, que insistió en que leyera una de mis poesías: “Canción de un asesino en el infierno”.
Ricardo Marín y el nombrado William se quedaron inertes —al parecer— de asombro y llenos de emociones indescriptibles. Ricardo, entonces, saco de su repertorio papelístico, un paquete de poesías escritas por él —porque ellos no habían leído sus creaciones—, y cantó a “Amanda”; ah, y qué grandes sensaciones encontradas vinieron a mí. Me poseyeron las imágenes de bares, de señoras viejas, muy viejas sufriendo agonías, frustraciones, de temores de no encontrar quien le eche un polvo, cansadas de verse allí sin objeto en la vida, dándose jumos, de arquetipos prostituyentes, de palabras fatídicas, de colosales palabras análogas a mis muchas impresiones de nuestras realidades, de ese mundo vacío y pernicioso que nos consume en esta estrecha relación diacrónica y anacrónica del pesimismo. Luego extrajo poemas de su autoría William: también hallé aquí esa misma pasión y fuerza destructora de un mundo famélico, degradante y brusco.
Tanto me sentí a mí mismo identificado con sus poesías que tuve, por necesidad vigente y de ontonomasia, que contarle una anécdota de un amigo poeta: este amigo poeta iría a visitar un país de Centroamérica —Panamá—, y nos vimos unos días antes de su partida en el restaurante de la San Luis —por esa época viviame yo en Santiago—; el poeta me dijo si deseaba un detalle que representara la cultura de aquel país, y por supuesto, de modo que, no me opuse a su oferta de amistad gratuita, diciéndole: —Aunque sea una piedra tráeme de allá.
No sé cuanto tiempo permaneció el poeta por los predios del ismo, pero llegó con algo sumamente sorpresivo para mí. Me trajo un libro de un escritor sumamente joven: Javier Alvarado, que había obtenido el Premio Nacional de Literatura de aquel estrecho país en el 2004, con la obra llamada “Por ti no pasa nunca el tiempo (y otros poemas al espejo)”.
Como mi espíritu es un tanto inquisitivamente dudoso y de extrañezas le pregunté el por qué este libro y no una piedra como le dije; y me contestó el poeta: —Sabes por qué te traje este grandioso libro, porque vi al poeta Augusto Bueno en esas imágenes desgarrantes. Es como si entre ustedes, no sé, o tal vez, en la América Latina, se estuviera gestando un acorde, una sintonía de ver al mundo con una misma temática, con los desafíos que tiene el ser humano contemporáneo: amor, sexo, muerte, tiempo y la elaboración moderna de las imágenes, como dice la contraportada del texto. Y no tan solo eso hay en ustedes, sino un dolor existencial que los conecta por una beta misteriosa, confabulada en una aseidad. Esta cofradía en sus poesías, esa complicidad ajena, movida por inquietudes y murmullos desgarradores, me dice a mí que existe un ente vital entre ustedes.
Esto se los conté a los costarricenses porque también todo esto existe en sus poesías como en las de mi entrañable amigo Carlos Núñez, Daniela Cruz, Lisette Ramírez, Reina Mendoza, Evelyn Tavares, Alejandro González, Rosa Silverio, Gregorio Espinal, Israel Arias, Arlyn Abreu, Carlos Reyes, Neronessa, Randolfo Ariostto, Lorraine Ferrand y, otras y otros tantos poetas jóvenes del país.
Es evidente que un hilo conductor e imperceptible nos mueve por la misma vía, quizás, solo en Centro América y el Caribe, pero me fascinaría que sea en toda la América porque en este tiempo apocalíptico de prisas y consumismo, de vacíos y degradaciones, nos han marcado nuestros corazones con una yaga, con un engendro embrionario, con una enfermedad patológica desesperante, de pesadumbres, de ocultismos, de obscenidades perturbadoras, de palabras mal bien dichas; en fin somos seres humanos llenos de locuras, necesitados por encontrar ese sendero para liberarnos de la monotonía, de esa rutina aniquiladora de sueños.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Marmoliana o metafísica (erótica en acuarela)




Bajabase por un lado el pájaro —o el ave si se quiere— como un tremendo zanjar salino y parpadeante en una canción rotundamente azul, o milenaria. Mirose en el espejo su desnudez cubierta de orificios, y como ya dije, por un lado escurriánsele de la hondura planetas y quebradizos óvulos.
Cubrió su edénica tortura de mujer inviolada y violada una y otra vez por penas y por mordiscos de dedos videntes. Torturabase en las noches a luz de su propio sexo, inclinándose y eclipsándose patiabierta como escalas de artilleros subacuáticos.
Mirose nuevamente al desnudo en otras mujeres de genitales prontuarios en las calles vacías. Y se cogió en libertad de ave mamaria —o de pájaro si se quiere— con levantar pantis roídos y de color mostaza al fondo, también a veces de crema neblinaria o sangrante.
Esta mujer es de vagina anchurosa. Esta mujer es de flameante cantarela. Esta o aquella se le encogen las nalgas narcóticas y cocomordánicas. Verás, a ésta, la que permanece a mi lado, voy a echarle a un lado las tangas para calmar de ganas en roces pene-trarios sus efluvios de sal. Y bajabale por un lado —como ya vaticiné— planetas y cielos menstruosos.

Paroma de locura

El espejo cae, me quiebra, cae y no se rompe en otra espejísima y canta y vuelve y cae y quizá estalle y suba y suene estruendosamente, así, como estos ojos quejidos en lamento; no un pesadillar elevado sino algo rústico, maniaco en el viento a cuchillo.
¡Tant@s poetas junt@s!, es aberración al sin sentido del sueño vivo, por eso me aparto, guardo silencio y espío las palabras, conferencias, espejos poemas y sus bordes mellados y sus malditas redondeles; tal vez el ovular y el cuadrar, a través de todo, pertenecen a los plagios o a la falsa lengua simulando serse, en el peor de los casos, a la ráfaga de la locura o la cordura.
Festival, festival, así llegaban las fotografías vítreas de l@s ingreid@s, de l@s menos ingreid@s y de aquell@s poetas maldicientes en putas baratas y lo grotesco.
¡Tant@s poetas junt@s!, debimos quemarnos en todos como gritó un poeta muerto. Poetas en cofradía es sinónimo de algún crimen por cometerse, de borracheras, de gritos, de expulsiones y porquerías; y aquí no acaban los sinónimos diacrónicos y degradantes, porque también poetas junt@s son bestias de circo, bufones de la mentira, de lo mal dicho en cualquier superficie. Así somos l@s poetas: un@s van y otr@s vienen, huyen negándose a todo, afirmándose en todo, en el espejo que cae y no se me quiebra y vuelve a caer y me rompe en los malditos mil pedazos retrocediéndose como en un filme de cine independiente para vernos levantarnos una vez más en tant@s poetas junt@s.

Poeta en New York o Lorca un asombro entre rascacielos




La urbe devoró las retinas de gitano y no era cierto enfatizar con las tristes creaciones modernas, sin títulos y sin río Hudson.
Llegó a Nueva York tedioso y desorientado, deseando encontrar pequeñas casuchas de indigentes. Pero he ahí los Rascacielos, el bullicio, los negros de Harlem cubriéndole el cuerpo esteta, la carne de pato multiplicándose.
Brooklyn lo esperó despierto con sus fauces para tragárselo y defecarlo en rumbitas de mojones perfumados de barro. Y amó al niño Stanton en “La Balada” panorámamica del “Farmer” look and my —Granada era una simple Villa ante el monstruo infernal. Además, si la Andalucía anduvo mal, de vez en cuando cantó a los tristes grillos y a las vacas etéreas y desolladas de la cabaña aquella noche reptante.
Lorca alegórico, surreal palpó los trenes, amó el vértigo, se fundió en la Poesía desgarrada y brusca, crackiana, mortífera; y nació inconmensurable, deseoso de echarse al pozo como (el) niña que no cabe en sus senos una historia.
¡Oh, Poeta en Nueva York!, hijo de la luz y la oscuridad, ¡te elevo por encima de los astros, de las aguas, por debajo de los dígitos, las manipulaciones y las oficinas!
¿Cómo caíste?, ¿cómo te levantaste de entre los muertos?, ¿qué viste en el metal siderúrgico, en ese circuito de viento, dirigiéndose hacia ti?, ¿en aquellos desgraciados y crueles criminales?
Si tan solo hubieras vivido unos años más, descansarías como un niño acunado en mi pecho.
Brutalmente dejo el libro para leer a Yerma, al Cante Hondo, Canciones, el Diván del tamarí y la vida es una obra de teatro, de dolor, de frustraciones, de lástima, tan trágica como esa noche de 1936.

Capítulo 7 de Rayuela

Desde aquel banco de parque hace cinco años me lees a Rayuela. “Jugamos al Cíclope” detenidamente y mareados caemos desde un beso reinventado. Entonces me llamas a distancia para leerme al 7 de Cortázar, desde de París en niebla y su Louvre, Saint Germain y el Barrio Latino. Me llamas y ahora no me soy yo el que te lee ese Rayuela de siempre buscando encontrar esa boca tuya en el rostro, “la que elegiste al azar” para ponérmela por abajo o encima por la que creíste dibujarme.
Sí, amor amor, ahora río y lloro como a mitad de un océano tristemente confundido. Y ese París neblinoso acallándote en rieles de trenes subterráneos con el 7 en las manos, leyéndolo, buscando encontrar ese beso en aquel banco de parque hace cinco años.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Tres momentos

Cuando conocí la literatura de Milán Kundera, altamente difundido por un amigo, en los días de taller, me di la tarea de coleccionar todas sus obras. Nada más por las impresiones que el amigo me daba, bueno y no se equivocaba en palabrear una y otra vez cada cierto tiempo al famoso Kudera en el Taller del Centro de la Cultura de Santiago.
Adquirí de un tirón tres textos, de este ágil y emblemático narrador checo, hasta cautivarme.
Después de leer a este ingenioso prosista, me di a la tarea de rastrear sus ideas introducidas en las escenas y pasajes controversiales. Luego me topé con "La vida está en otra parte", que por cierto, maneja muy bien, en cuanto al síndrome del Poeta maldito, la historia paralela a la de Rimbaud. Me encanta como degrada al personaje hasta llevarlo al colapso de la existencia.
Pero no vine a dar un informe, o hacer un ensayo kilometrado sobre la obra de Kundera, sino a dar tres razones básicas, que he encontrado en sus obras en totalidad {las que he Leído}:
1- Lo polifónico: variaciones de los temas y sus disonancias.
2- Lo poético: un lirismo sumamente sencillo (como en la poesía de Franklin Mieses Burgos), y pese a esta sencillez, existe un alto grado de lo filosófico y a la vez esta forma de decir oscurece.
3- La pasión y la sinceridad al analizar él mismo las actitudes y aptitudes de sus propios personajes en la misma novela como un personaje más de la trama.
En vista de esto hay tres momentos que Milán Kundera habla sobre la Poesía en su ensayo: "El arte de la novela".
Dice:
"La Poesía no está en la acción sino allí donde se detiene la acción; allí donde se rompe el puente entre una causa y un efecto y allí donde el pensamiento vagabundea en dulce libertad ociosa. la Poesía de la existencia, dice la novela de Sterne, está en la digresión. Esta en lo incalculable. esta al otro lado de la causalidad. Existe sine ratione, sin razón. Está al otro lado de la frase de Leibniz".
"En efecto, si en lugar de buscar oculto , el Poeta se a servir a una verdad conocida de antemano (que se ofrece de por sí y está ahí delante)>, renuncia así a la misión propia de la Poesía. Y no importa que la verdad preconcebida se llame revolución o desidencia, fe cristiana o ateísmo, que sea más justa o menos justa; el Poeta al servicio de otra verdad que la que está por descubrir (que es deslumbramiento) es un falso Poeta".
Y por último, cuando puse a circular mi libro de Poesía: Otra forma para morir, junto a un grupo de amigas y amigos, que en verdad ayudaron bastante para ser del libro una realidad impresa; al darme la maestra de ceremonias la palabra para palabrear mis agredecimientos a los asistenetes al evento solemne [porque aquel día endiabladamente llovía sin pronóstico de amainar] concluí con esta frase del mismo Kundera: "Pero, si el porvenir no representa un valor para mí, a quién o a qué me siento ligado?: a Dios?, a la patria?, al pueblo?, al individuo? Mi respuesta es tan ridícula como sincera: no me siento ligado a nada salvo a la desprestigiada herencia de (los Poetas)".
Lo de Poeta se lo agregué yo por asunto de analogía o compatibilidad, porque al final dice "Cervantes".

Adiós, adiós

Aquí donde no puedo decirme (o crearme) en un solo verso, donde el pestilente desafío de la lluvia acontece, donde los autos pretendían aniquilar mi sombra de ir al retrete, donde espero con las retinas brotadas y con las carnes hacia atrás, donde el diablo malcría el nacimiento de su otro malva, (aquí) en la puta ["Sociedad de los Poetas Muertos"] noche de Fetivales y fotosíntesis llaman a los mezquinos ángeles del viento, yo diré...

Mis primeras palabras como blogger

Hola a todos y todas mis amigos y amigas.

Este primer día de mi estadía como bloger junto a muchos personas, me duele en la existencia.

Es tan solo simple verme en ustedes como no son nada fácil de creerse.

Buscaré darle informaciones desde Mao y otras peripecias del acontecer literario, financiero, doméstico, amorístico, dudoso, existencial, muerte, referaneros, frases, citas, chismes, chicheses, y una barahunda de informaciones de lo más interesantes.

Recuerden este es un blog no aptos para gente que sufren gramatitis aguda, lo primogenio de objetivo es la ruptura de la sintaxis...